Igual el título os parece una chorrada, pero no lo es. Os lo explico. Hoy mi pequeño Gamusino cumple 3 años. Como los dos son chicos, pues la diferencia entre tener un niño y una niña no me la se, pero lo que tengo claro es que aunque los dos sean chicos, cada uno es un planeta.

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Todo el mundo dice que no hay dos hermanos iguales. Y esto con los míos se cumple a rajatabla. Empezando por el color del pelo.
Señores, hoy confieso que soy la madre de un niño rubio y esto no es lo mismo que serlo de un niño moreno agitanado como el primero. Ni punto de comparación.
No es lo mismo porque los rubios tienen otra actitud ante la vida. Que los morenos no comprendemos. Por eso siempre han sido los guapos de la película, los que se llevaban a la chica. Los que salían ganando. Los que guiñan el ojo, el líder de la pandilla….Y mi pequeño gamusino responde perfectamente a ese cliché: es más simpático, divertidos, rebeldes, informal y extovertido. Mateo es todo eso más la dosis completa de cabezonería que mis hijos traen de serie.
Y eso es lo divertido de tenerlos a los dos, el contraste, la distinta manera con la que afrontan el día a día, uno mucho más serio y el otro mucho más hippy. Uno de enfado rápido y otro de broma fácil.
Así que hoy, que ya cumple tres y se ha hecho mayor, el post tenía que ser para él. Gracias por enseñarme el lado rubio de la vida!
Hasta el martes!